Como quien respira el aire limpio para poder vivir, en
la oración dejamos que nos toque la novedad y plenitud que trae Jesús. Con la
interioridad abierta, acogemos su propuesta de vida nueva que nos cambia, sin
prejuicios, sin miedos; a Jesús le basta el más pequeño resquicio para entrar y
florecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario